Hace varios años ya – 10 para ser exactos – un nuevo concepto nació para aquellos amantes de la fotografía. Una red social que no solo se basaba en la interacción con nuevos amigos y seguidores, sino que apareció en el ciberespacio, un nuevo lugar que vino a revolucionar el mundo. Instagram. Uno de sus fundadores, Kevin Systrom, fue quien puso la primera fotografía de su mascota y desde allí surge este nuevo concepto.
Esta red rompió un récord al contar con 200000 suscriptores en la primera semana y en pocos meses alcanzó más de un millón de cuentas activas. Instagram tomó importancia para quienes querían presentar sus fotografías, de manera semi profesional, al mundo entero.
Tanto fue su impacto qué fue comprada por Facebook en el año 2012 por el “módico monto” de mil millones de dólares (así como lo lees). Una red que no pretendía ser la competencia de ninguna pues era única hasta ese entonces; creció y se difundió de manera exponencial gracias a sus constantes actualizaciones cómo: stories, música, filtros, ubicación, entre otros. En un día, de manera promedio se suben 95 millones de fotografías. Interesante verdad?